Esto es lo que hacemos
Invertía hasta la última gota de su energía para extraer con ligereza los capullos de algodón y depositarlos en bolsas de arpilleras. Un avión a chorro pasaba en lo alto indicando el fin de la jornada. Era como un gran reloj, quizás, uno de los pocos disponibles en Pastoreo - Caaguazú que indicaba las 11:15 AM, hora de dejar las labranzas, momento en que debía despedirse de sus padres y hermanos, para caminar descalzo unos 5 km hasta llegar a la escuelita del pueblo, recuerda hoy José.
Al día siguiente, antes que el sol despunte, ya se encontraba de pie ordeñando, junto a su madre, las vacas lecheras, e indicando así a su eterno rival, el astro rey que ese día, al igual que los anteriores, ya le había ganado de antemano.
La elaboración casera de queso y dulce de maní era un ingreso adicional de la familia Espinola. También poseían una chacra de donde extraían una producción de melón, piña, sandía, mandioca, maíz y poroto que también formaba parte del ingreso económico familiar que además de los padres estaban 11 hermanos que debían recibir el sustento diario.
En 1986, tras un año de haber culminado la secundaría, dejó su natal Pastoreo. Su único sueño era ganarse la vida por sí mismo, aún no sabía cómo, pero se tenía fe. El primer trabajo que obtuvo fue como ayudante de albañil en la Algodonera Paraguarí. El ingreso que obtuvo le permitió posteriormente partir rumbo a Asunción.
En la capital encontró trabajo en una panadería, llegué a ganar quinientos guaraníes diarios. Empecé siendo empaquetador de panes y después empecé a hacer los panes, dos o tres días me hacían trabajar a la noche luego aumentaron los días pero, cuando vieron que era ágil, me dieron el turno de la mañana.
Dos años y medio se desempeño como panadero, le fueron suficientes para que comprendiera que ese no era su vocación, fue ahí que el decidió buscar lo suyo. Comenzó a estudiar en el Servicio Nacional de Promoción Profesional (SNPP), para convertirse en electricista pero el destino tenía otros planes para él.
José Espinola nos comenta que en una oportunidad realizo un trabajo grupal en una casa vieja, ahí recibió una descarga eléctrica que le tiró contra la pared. Ese mismo día fue a visitar a una tía y ella le pregunta que estudiaba? El recuerda que la misma le recomienda estudiar peluquería, ahí solo vas a poner en peligro tu dedo y no tu vida.
A los 24 años de edad inició sus estudios de peluquería en el Instituto Ramiro. Al comienzo me preguntaba que hacía en ese lugar, yo me había criado en el monte y ahora me encontraba en una peluquería. Pero cuando presenté mi primer corte, todo cambió. Mi profesora me preguntó si yo ya había cortado antes, le dije que nunca había cortado y era la primera vez. Según la profesora mi primer corte fue excelente, porque no había hecho ninguna escalera.
Tres meses después, José Espinola se presentó a un campeonato nacional de peluquería en Guarambaré, donde realizó la representación del peinado Cleopatra, que le valió el primer puesto del concurso. Transcurridos nueve meses de estudio, habiéndose recibido de peluquero, comenzó a trabajar en un conocido salón de belleza de la época, pero no en su profesión, sino como limpiador.
Todo cambió un día, cuando la clientela se agolpaba en el pequeño salón y José Espínola, sin ser visto por su jefe, tomó la iniciativa de realizar su primer corte. Me animé quería cortar. Le puse la capa a una señora que me preguntó: Quién me va a cortar? Le respondí: “Yo señora, se dio vuelta y me volvió a preguntar: ¿vos sabes cortar?
Le dije: “No se preocupe, le voy a hacer un buen corte” La señora accedió, le hice un corte. Luego se levantó y me dijo que en su vida le había cortado así. Esa misma tarde, hice dieciocho cortes. Todo el mundo se cortó conmigo, ahí empezó mi carrera.
Cortaba doce a trece horas por día, me quedaba hasta el último cliente.
El siguiente paso fue abrir su propio local, el 21 de julio de 1991, alquiló y equipó un pequeño salón de tres por tres metros, ubicado frente a la Terminal de Ómnibus. Pero aún no tenía muebles para su local.
Entonces fue junto a una ex compañera y presto de ella un espejo, un lavatorio de madera y una silla. Compré seis tinturas, líquido permanente, productos, toallas y otras cosas. Con lo que sobró compré cal y pintamos todo el local en blanco. Así empecé, no tenía ni sillón de espera.
Los primeros tiempos fueron duros, dormía arriba, en un altillo. A los seis meses le traje a mi hermano del interior. Así iba trayendo de a uno a sus hermanos de acuerdo a las posibilidades.
Luego compré un terreno y construí una casa, ahí vivíamos todos juntos. Con el tiempo también les pude traer a mis padres.
26 años de trabajo sin descansar sábados y domingos permitió, que el salón fuera ampliándose. El resto de la historia es conocida.
Los lujosos salones JOSEPH fueron abriéndose en distintos puntos de la capital e interior del país, luego vinieron las franquicias y un alto posicionamiento como vendedor de los principales productos de estética.
Hoy JOSEPH manifiesta que su secreto se basa en una combinación de alegría, pericia, energía y orientación al trabajo en equipo. La sonrisa es el reflejo del alma de la persona, una sonrisa se le da a una persona estimada. Dale, sonrisa, mucha sonrisa, pero no una sonrisa fingida.
El empresario nombró además que, el valor humano que le inculcaron sus padres fue fundamental. Ese es el soporte de mi vida, el cual me permite brindar una calidad humana a más de 600 profesionales que hoy conforman su equipo de trabajo. Además el les brinda apoyo para que puedan terminar el colegio, por lo que algunos cursan sus estudios en el colegio Pablo Ávila, por la noche.
Adicionalmente, montó el Instituto de Capacitación Joseph, donde sus funcionarios se capacitan a diario en técnicas de peluquería, así como en técnicas de venta, marketing, relaciones humanas, entre otras asignaturas.
Hoy Joseph apunta a seguir expandiéndose en el mercado nacional, con el shopping de la belleza en Ciudad del Este, además de proyectar la creación de una revista de belleza y bienestar. Entre sus sueños por cumplir no descarta abrir locales en las principales capitales de la región.
Ofrecer los mejores servicios en el área de Belleza y Estética Integral, creando, definiendo e innovando estilos y tendencias.
Ser reconocidos como líderes en nuestro rubro, teniendo al mayor participación en el mercado local y en las ciudades más importantes del país, con proyección internacional.
Armonía
Respeto
Empatía
Servicios Capilares
Leer másServicios Dama
Leer másServicios Faciales
Leer másServicios Caballeros
Leer más